Mejor sin Valentín


Cuando era adolescente, el 14 de Febrero me resultaba la fecha más deprimente del año. Si salía a caminar y veía parejas de la mano, en mi mente les vaticinaba un inminente final ("En dos semanas se pelean", pensaba). Y claro: ¿de qué otra manera podía sentirme en un día como este, estando soltera de manera involuntaria?
Ese sentimiento de desolación desapareció el año pasado cuando (¡por fin!) me tocó pasar San Valentín estando de novia. Con una emoción acumulada durante 24 años, comencé los preparativos: hablando con sus amigos, descubrí que el hobby durante su infancia había sido coleccionar estampillas. ¿Qué regalo podía ser más romántico -y ñoño- que un álbum lleno de estampillas con nuestras fotos? ¡Ninguno!
Recolecté nuestras mejores fotos, diseñé las estampillas, las imprimí, las recorté con una tijera zigzag para simular el borde de un sello postal real. También, con mis propias manos, hice un album con un sobrecito individual para cada una.
Mi labor había sido tan ardua, que no veía las horas de que llegara el Día de los Enamorados para ver su reacción. Envolví el regalo en una super bolsa con un gran moño. Cuando, de a poco, él fue desenvolviendo el álbum, y finalmente descubrió de qué se trataba, apenas atinó a sonreir y dijo "Gracias! Pero... ¿qué es?".
En ese momento, volví a odiar esta fecha. Y hoy estoy en condiciones de afirmar que prefiero pasar el 14 de febrero Sin Valentín.

Creo en el destino

Cada vez que el sentido de una palabra me parece que obedece, más bien, a un uso social que a su significado, la busco en el diccionario de la Real Academia Española. Hoy, la protagonista, es la palabra Destino:

1. m. hado (‖ fuerza desconocida que se cree obra sobre los hombres y los sucesos)
2. m. Encadenamiento de los sucesos considerado como necesario y fatal.
3. m. Circunstancia de serle favorable o adversa esta supuesta manera de ocurrir los sucesos a alguien o a algo.
4. m. Consignación, señalamiento o aplicación de una cosa o de un lugar para determinado fin.
5. m. empleo (‖ ocupación).
6. m. Lugar o establecimiento en que alguien ejerce su empleo.
7. m. Meta, punto de llegada.

Ante todo esto, me pregunto:

1. Será la misma fuerza que obra sobre nosotros, y nos lleva a encontrarnos casi a diario?
2. Será el hecho de esforzarme por levantarme a ,as 7.30, desayunar a las 7.50 y llegar a las 8.15 a la parada de ómnibus, esperando verte en el último asiento?
3.  Será la sonrisa que se adueña de mi cara de 'reciénmelevantonomemolesten' cuando te veo?
4. Será el colectivo nuestro destino?
5. Será mi esmero por, cada día, encantarte un poco (más)?
6. Será el lugar que me cedés y desde el cual pretendo llamar tu atención?
7. Será, quizá, el día en que finalmente consiga mi objetivo: estar con vos?

Si son en Febrero, son ¿vacaciones?



Desde que tengo memoria, mis vacaciones siempre eran en Enero. Es lo ideal: llegás con las últimas pilas al fin de un año bueno -o malo-, y con ese poquito de energía armás las valijas en las que se unen tres ingredientes perfectos: traje de baño + ojotas + bronceador. Y claro: ¡qué mejor manera de comenzar el año que tomando sol en la playa!
Siempre, siempre fue así... hasta este año.

En 2012, Enero comenzó y terminó en mi oficina, con tanto trabajo como si hubiera sido Julio. Elegí Febrero para salir de vacaciones (digo salir por no decir huir o escapar) porque, como la regla lo indica: a trabajo nuevo no se le miran los descansos. Sumé feriados, fines de semana y vacaciones como si fueran moneditas de 10 centavos con las que voy a pagar el boleto de colectivo a Yerba Buena. Así sumé ¡12 días!

Conclusión: entre el trabajo, las matemáticas y la ansiedad, estoy a días de iniciar mis vacaciones y solo puedo concluir que lo mejor de salir en Febrero, son las liquidaciones de la ropa de verano.

Y si te digo que:



Y si te digo que me gustás hace mucho?
Y si te digo que esperaba ese día con ansia?
Y si te digo que lo disfruté como ningún otro encuentro?
Y si te digo que esperaba una llamada?
Y si te digo que no recibí ni un mensaje?
Y si te digo que me decepcionaste? 
Y si te digo que dejé de esperarte?

No. Mejor, no te digo nada.