Uñas de ocasión

"Mirala. Se las pintó de rojo. Esta quiere guerra", opinó el que, para parecer más masculino, nunca se prende los primeros tres botones de la camisa. Lo que él no sabe cuando emite un juicio tan contundente como su muestra de masculinidad, es que las mujeres no nos pintamos las uñas pensando en ellos. Nos las pintamos pensando en nosotras.

Así es, chicos. Es una de las pocas cosas en las que rompemos la barrera del machocentrismo para vernos más lindas solo para nosotras.

Existimos también las que se esmaltan las uñas para no mordérselas (¡da pena hacerlo cuando lucen tan lindas!), y las que tenemos que hacerlo solo para que no se nos quiebren cuando golpean contra las teclas.

Y -solo a título informativo- a esta altura del siglo XXI, la que se pinta las uñas de rojo no lo hace porque quiere guerra. Lo hace porque se le acabó el esmalte fucsia.




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